En esta experiencia inmersiva, dos universos sensoriales se desplegaron en paralelo: lo floral, empolvado y almizclado de All of Me convivió armónicamente con la mineralidad marina y resinosa de Sel d’Issey. Una travesía sensorial diseñada para explorar la dualidad entre lo íntimo y lo expansivo, lo femenino y lo acuático, lo transparente y lo profundo.

El recorrido olfativo incluyó la evaluación profesional de 11 materias primas: desde geranio, benjuí, flor de cerezo y galaxolide —que delinean la feminidad jugosa y aterciopelada de All of Me— hasta calone, musgo de roble, absoluto de alga y franquincienso, que evocan el carácter mineral y oceánico de Sel d’Issey. Cada acorde fue seleccionado para revelar el corazón de estas fragancias y traducirlo en materia prima.

La dimensión gustativa y táctil se exploró a través de productos de especialidad cuidadosamente seleccionados: un té verde japonés tipo sencha de perfil vegetal y umami, un mocktail de lychee con delicadas notas frutales y florales, y una flor de sal del Mar de Cortés, evaluada con la mirada de la sumillería, como exploración de texturas, tenores salinos y sensaciones minerales.

La propuesta gastronómica corrió a cargo del chef residente del Wine Bar by CMB, quien diseñó dos platillos de autor para acentuar los contrastes temáticos de la experiencia: una flauta de alga nori rellena de tartar de atún, jelly de edashi y espuma de sal de mar —marina, delicada y profundamente umami— y un helado de rosas y lychee, suave y envolvente, inspirado en la dulzura empolvada de All of Me.

Una experiencia coreografiada para hacer visible lo invisible: perfumes convertidos en sabores, aromas que se vuelven textura, y emociones que viajan entre la memoria, el cuerpo y la imaginación.